Este conjunto de obras está realizado por motivos éticos, estéticos, políticos y sociales que llegan por los caminos de mi vida y que están relacionados con las intenciones antes mencionadas, reflejando una atmósfera de destrucción y tristeza, dándole al mismo tiempo expresión de vida por medio del color logrando contrastes sentimentales.
El silencio al que estamos acostumbrados a sentir o callar (ser mudos) a través de la historia de la humanidad y con pérdida de la memoria ante hechos tan aberrantes como el terrorismo creados por todas las clases de poderes. En estos muros de las ciudades y del campo se notan las huellas del tiempo como son paredes descorchadas, agrietadas, oxidadas, desgastadas y sobre todo violentadas forzando al desplazamiento de los seres y en algunos casos inclusive al fin de sus sueños.

Es un paisaje en donde hay elementos plásticos como el color, el volumen, el grafismo, la textura, materia y una valoración tonal que le dan a estos espacios sensaciones de vacío y muerte pero con esperanzas de vida.

Este trabajo es una crítica a esta atmósfera gris mundial que construimos y vivimos.

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